HASTA PRONTO

Hasta pronto dejaré escrito en las hojas caducas que amarillean en el pasillo donde pasé las horas mirándote y aprendiendo a ser tuyo. Sé que cuando el viento escupa su primer suspiro barrerá las señas que pretenden recordarme como el estudiante que parpadeaba para mirar en el espejo sus ojos cerrados. Te echaré tanto de menos que sangrará cada uno de mis recuerdos cuando sea de noche y brille el sol, cuando no estén tus manos al otro lado de la pared y quiera tocarlas. Y quiera saber que puedo tocarlas. Cuando coja el metro para hacerme cada vez más pequeño entre sus números, para situarme en la mediana de las vidas paralelas que jamás se tocan y detrás de mi, y de frente haya kilómetros saturados de un vacío de prisas sin prosa. Te echaré tanto de menos que vomitarán las campanas de tu catedral los suspiros que no puedo dedicarte por exigencias del contrato, pero nadie lo advertirá. Inundarán las aulas donde aprendí a no escuchar, a dibujarme por dentro con la tinta que sobró después de firmar mi primera rendición. Te extrañaré y pintaré con la punta de los dedos tu silueta en el horizonte de una autopista cada noche, mirando a un techo donde la polución enterró las estrellas.

Y al otro lado del cielo estarás tú, helada, aterida de frío pero encendiendo corazones púberes, en una reunión de palabras despistadas en la Plaza Mayor que se impregnan como la escarcha del rocío en los pétalos de la rosas que adornan el Jardín en el que jugando a ser Calixto encontré a Melibea. Recorreré con la palma de las manos las paredes de mi cárcel con la vista perdida en los detalles que me recuerden a ti, tu piedra ambarina se terminará deshaciendo entre mis dedos como las últimas migajas suicidas de un reloj de arena.

Entre asfalto y madejas de adoquines camuflaré mis pasos entre los ciempiés de capital, entre calles infinitas sin nombre, sin historias que pueda contar a las aves de paso que esperan su veredicto bajo el reloj del Ayuntamiento que tantas veces marcó la ida y la vuelta de mi cordura. Llamaré a otras por tu nombre cuando pasee por la Gran Vía impostora donde no mueren las noches, donde no desemboca Varillas, donde no nos reuniremos para tomar el Yunque que desfloró mi paladar cuando te conocí.

Te quiero tanto que se abrirán las cicatrices que me regalaste al besar el crepúsculo con las heridas que tiene los labios que no besan. Te agradeceré siempre que me desnudaras en las vigilias de primavera, que me encadenarás con nostalgia a las columnas que dibujan los arcos del Patio de Escuelas, que me susurrarás poesías al oído... y te pediré perdón por no haber sabido siempre interpretarlas, por no haber quebrado mil veces mi pluma al escribir sobre ti.

Lloraré, y es tan sencillo explicarlo, porque no estarás y te amo, porque no me acunarás mientras planeamos un jueves más perdernos por ti, aquellos que nunca olvidaré con los que compartí más alegrías que llantos, aquellos en los que se reflejan mis risas porque en su espíritu aprendí a mirarme. Lloraré porque me envolviste de palabras sencillas para adornar sentimientos complejos, porque te debo más de cien sueños que cumplí en tu Universidad, porque como a Unamuno me enamoraste y te intenté conquistar con tinta, porque has tatuado para siempre tu encanto en mi piel con el nombre de una mujer.

Cerraré mi maleta como lo hacía cada verano pero no retornaré en el ocaso del estío. Echaré un vistazo a cada rincón de la casa donde me encontré. Sentiré en mi pecho toda la presión de tu invierno mesetario, y no habrá palabras para romper el silencio que dejo en tus rincones, entonces contaré a las paredes las leyendas que creamos un grupo de soñadores sin nada mejor que hacer mientras las desnudo, mientras guardo sus secretos en un baúl sin memoria y sin llaves que conserven los recuerdos que nos regalaremos dentro de unos años al desenterrar tesoros hastiados de preguntarle a la almohada por qué un día te dejé marchar.

Entonces volveré para encontrarte, en la trinchera donde cruzamos ráfagas de besos junto a un rincón de Van Dyck, te besaré y serás mía para siempre, porque nunca dejaste de serlo. Recordaré este día como el tiempo en que admití la deuda afectiva que me une a ti para siempre, como el día en que recé para caminar más despacio mientras la arena quemaba mis pies. Como el día en que me declaré ante ti, como esclavo, sediento, como el narciso que perece en los charcos cristalinos que le vieron nacer, como un enamorado insumiso de tus calles, de tu cultura, de como fascinas al público cuando te observan, de como me secas por dentro mientras mudo mi piel contando las horas que faltan para recordarte.

Me mecerás como lo has hecho hasta ahora y dormiré en tus brazos para siempre. Y como en los cuentos de hadas moriré en ti porque sin ti empecé a morir. Y entonces, tal y cómo escribió un tal Antoine el mundo entero se apartará al conocer a un hombre que sabe hacia donde va. Será entonces cuando camine hacia mí mismo.

Hasta pronto. Salamanca.

IGUALDAD

Hoy hablaremos de igualdad en este programa, concepto matemático que se dibuja en el panorama social con dos líneas horizontales, una es la que representa el principio revolucionario que los franceses encasillaron entre la libertad y la fraternidad, igualdad de derechos de los ciudadanos ante la ley; la otra, la línea pérfida y nefasta que se convierte en la hoz que siega discrepancias en pos de una igualdad de ideas.

No somos iguales, aunque cada vez nos parecemos más, la nueva forma de imperialismo nos hace homogéneos en gustos y preferencias, nos postra delante de un televisor y da forma a nuestras ideas. Es el precio de la globalización, adquirimos una civilización de derechos a cambio de la pleitesía al régimen de la comodidad.

Nunca fuimos iguales, Abraham Lincoln sentenció que “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”. De nacimientos hemos escuchado mucho estos días, alumbramientos reales en clínicas de lujo, células que se congelan en bancos privados por lo que cuesta una hipoteca, privilegios que la sangre otorga. Y recuerdo entonces a aquel profesor que en el colegio nos enseñó que el sistema liberal era el mejor porque nos daba la oportunidad de prosperar sin castas, sin estamentos, sin prebendas por herencias de sangre. Sangre que también ha dado los honores a los asesinos que el gobierno sentará en los escaños por consentimiento tácito.

Montesquieu dijo que “La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo”. Opresión que enmudecerá cada cuerpo, cada pensamiento, cada idea de quienes crean en una libertad sin escoltas. Tanto sufrimiento se quedará en nada gracias a la igualdad de trato que el poder otorga al verdugo frente a la victima.

Tal vez mañana seamos iguales, cerebros rapados al servicio de la política populista, la mercadotecnia aplicada a los principios. La memoria de los peces de aquellos que no recordarán que un día soñamos con que las pistolas ocupaban el banquillo de los acusados y no las actas de concejales. Si esto no le importa a quien gobierna, cómo le va a temblar el pulso a la hora de entrometerse por enésima vez en las decisiones que pertenecen a la esfera privada de las personas. Bella Abzug dijo que “La prueba para saber si puedes hacer un trabajo o no, no debería depender de la organización de tus cromosomas”. Porque la equidad siempre es discriminación.

Jean Jacques Rousseau relató que: “La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ni ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. Ojalá, añadiría yo, nadie fuera tan pobre en valores que tuviera por costumbre venderse.
“En todas las tierras el sol sale al amanecer” apuntó George Herbert, sin embargo no todos los hombres podrán verlo.

Y mientras algunos inoportunos dando portadas al Régimen, con los fácil que hubiera sido decir: “¿Y quien te ha dicho a ti que quiero que pienses por mi?”.

HIPOCRESÍA

Hoy hablaremos de hipocresía en este programa, adición necia de nuestros debes y haberes en una cuenta de apariencias volátiles. Un regalo mentiroso, ofrenda embustera camuflada con papel de esmalte. Efecto secundario del títere de trapos caros, que sobreactúa en un escenario sin apuntador donde la magia murió hace tiempo.
Encías que escupen sonrisas caducas, empastes insultantes que no cubren las caries del corazón. Deletreo intolerante que pretende distraernos con rúbricas falaces mientras nos peleamos por trepar en una escalera que nos aleja de la sinceridad porque no queremos ser grandes, queremos ver a los demás pequeños.

Si no quedan sueños por cumplir, solo horas para dormir. Si la honestidad ha muerto para que naciera nuestra revolución de cabezas huecas, de corte homogéneo, de despotismo iletrado. Si ya no quedan verdades que contar en este mundo de hipocresía, entenderás que prefiera hablarte con las miradas, como un vulgar impostor, como el último irredento que describió Henri Stendhal: “La única y verdadera forma moderna de insumisión es la hipocresía”.

Al fin al cabo, la sociedad nos hizo hipócritas al arrancarnos nuestro instinto natural. El ser humano, en fila india hacia el destino inevitable que le marcó la providencia gubernamental, la deidad de la bazofia televisiva. Somos rebaño, animal de pastoreo incapaz de ser fiel a una idea que no descanse en la rutina. Las ideas solo viven en los libros que ya ni si quiera se escriben. Y así como dijo Margueritr Yourcenar, tal vez “exageramos la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble”.

Hipocresía de brigadas incorruptibles que hoy día se alzan contra el vicio, juventud perdida que dicen los que fueron de otra degeneración. Memoria de peces que se asfixian en las almohadas de plumas. Hipocresía de liberal esclavo de sus ansias de dictar, de fiscales que actúan como defensa del terror, de dar la paz cuando solo se quiere el voto. Hipocresía de bolcheviques que cotizan en Bolsa, de procesos de diálogo entre besugos y de talantes represivos que persiguen la libertad porque como dijo, José Martí, “es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”.

Jaime Balmes dijo que “el hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros”. Permitidme ser hipócrita, engañarme a mi mismo un día más y seguir reclamando la soberanía de nuestros pensamientos, el dogma de la palabra. Seamos pues, soñadores porque es el último recurso para vencer a la realidad.

AMOR

Hoy hablaremos de amor en este programa, sed en el desierto de las noches en vela, en las lunas que se hacen eternas porque el sueño no quiere ponerse, porque la libertad comunica cuando eres tú el esclavo al que debes redimir. Inspiración del poeta, escribano, cantautor de rendiciones. Es la épica romántica, caótica y pretérita que en este mundo de compra/venta hemos hipotecado a cambio de castillos de arena que esperan deshacerse al subir la marea. Es la derrota del fondo frente a la forma, del espíritu frente al cuerpo.

El amor, tozudo e invidente, como esa fuerza, real o poética, tan grande que nos remueve por dentro y por fuera, Robert Browning dijo “Ama un solo día y el mundo habrá cambiado”.

El amor habría de ser el reloj que marcase la hora de encontrarnos bajo el balcón capuleto de las horas perdidas. El tiempo no existe en el amor, tampoco la coherencia ni la cordura en este narcótico adictivo que todavía no se han atrevido ilegalizar, pero que no por ello es menos perseguido. “Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado” señaló William Shakespeare.

Amar es de valientes porque todo vale en esta guerra de sentimientos cruzados, de daños colaterales, de pedazos de corazón de cristal que como metralla se difuminan y se enquistan en los anhelos que nos resignan. Todo vale en el amor que sangraba Bécquer, el que duele, la ecuación indeterminada que condensa en un punto el infinito. El amor se abre paso como la antítesis de la indiferencia, y se camufla en sonrisas y se empapa en lágrimas porque es más complejo soñar que dormir. Así lo sentenció Friedrich Nietzsche: “Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes”.

El amor cómodo no existe, la adversidad lo dilata y sella las grietas con ilusiones de invernadero que cultivamos a escondidas, cuando el público no observa, cuando la música los distrae. El amor íntimo o el amor pasional, ambos se escurren entre nuestros dedos cuando intentamos atraparlos, no porque huyan, sino porque no tienen forma ni concepto.

Sea este cuaderno de bitácora, el más desnudo, el más sincero, aquel que reivindique el amor sin medida en esta sequía de abrazos que nos impone el cambio climático-social. Sea la reivindicación radical de este extremista, narcotraficante de ideas. Apología de “Esa necesidad de olvidar nuestro yo en la carne extraña” como bautizó Baudelaire al verbo amar.

El amor no entiende de banderas, de signos o colores, el amor no comprende medidas, pues “cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente” como relató Blaise Pascal. No vendamos ni una gota de pasión, no neguemos su llamada pues la claudicación es inevitable. No conozco a nadie que no haya llorado, gritado o anhelado un amor proscrito, a nadie que no se haya estremecido ante un abrazo de amante, de amigo, de un padre o de una madre.
Todavía no se han congelado los ventrículos escépticos del último corazón abandonado. Por eso, solo por eso merece la pena reivindicar la que debió ser nuestra primigenia libertad.
La libertad de amar.

ENEMIGOS

Hoy hablaremos de enemigos en este programa, silueta escueta que acecha en la puerta de nuestro descuido, áspero esclavo de aversión que repasa con inquina los tropiezos de nuestra sensatez. Esporádico veneno que debiendo cumplir la condena de la indeferencia, nos administramos con obcecación rigurosa. Lo perseguimos para encontrar su olvido. Es el ánima que nos embravece en la batalla, la bandera del odio, camaleón en el arcoiris que dibuja la luz al filtrarse entre nuestras lágrimas.

Dicen que nuestros enemigos nos definen, la marca de clase que sintetiza nuestras virtudes y defectos, señalan nuestro estilo, nuestro duelo o nuestra soberbia. Sus caricias de lija son el molde de la personalidad que exhibimos en el escaparate, Ramón y Cajal se cuestionó: “¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?”.

Es el precio al consumo de experiencias. Inevitable envés de nuestro carácter que se rompe como porcelana al ignorarle. Valuarte. Veleta que muestra el horizonte que despreciamos. Pasión y desquicio. Escurridiza cicatriz del éxito que como esporas de la envidia respiramos en la primavera de nuestros intentos. “Como no fue genial, no tuvo enemigos” dijo Oscar Wilde.

El enemigo nos motiva porque nos da una razón más para resistir, pero nos debilita al afilar una espada que jamás debería teñirse. Hemos de temerle cuando habita en nosotros mismos, como debilidad o miedo que nos merma. Cuando nos obsesiona y nos doblega porque se nos escapa como arena entre las manos, como el tiempo cuando tratamos de perseguirlo con un cazamariposas. Cuando la semilla nace en ti y te desnuda al descubrirte desarmado ante los aguijones de la realidad.

José Luis Borges relató:
“Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones”.

Mi enemigo es el amigo que abandonó, el que no acercó la mano al vernos caídos, el que cerró los ojos para saborear nuestros gritos, quien nos despistó para perder un tren de los que no vuelven a pasar, aquel que nos oprime el pecho y ensucia nuestros anhelos.

Quien abandonó el respeto al que sufre, el que no prestó su apoyo a quien en un cuarto cada vez más oscuro llora porque echa de menos a quien no puede volver, quien cerró los ojos para no contar cuanto dolor cabe en un metro cuadrado, quien diferencia el color de las balas y el nombre de las guerras, quien siega la libertad y manipula las esperanzas.

Los enemigos de la libertad presumen de que en su vagón viajan todos menos uno que no quiere o al que no han dejado subir. Pactos para perfilar hojas de ruta, negocios y contratos que los medios camuflan con espectáculos circenses. Jean Jacques Rousseau resumió nuestro malquisto porvenir cuando dijo:
“No conozco mayor enemigo del hombre que el que es amigo de todo el mundo”.

Menos colorido pero igual de eficaz fue nuestro refranero cuando recogió de la tradición popular el conocido “Dime con quien andas, y te diré quien eres”.

Hay quien agradeció a sus enemigos dotarle de las fuerzas necesarias para seguir adelante, nadie sino los enemigos nos han unido tanto, millones de entusiastas para unos o decenas de extremistas para otros piden justicia y coherencia mientras abarrotan plazas y calles. Al Régimen no le gustan las discrepancias, sus limpiabotas nos dibujarán como radicales mientras salga rentable. Nada define mejor su ocaso que el apócrifo quijotesco más romántico: “Ladran, luego cabalgamos”

NATURALEZA

Hoy hablaremos de naturaleza en este programa, madre de los cuentos de hadas que en sus bosques camufló todo tipo de leyendas, encarcelada en reservas, parajes y espacios se abre paso entre el hombre, semilla de su vientre, agresor y enemigo que ha trazado para la natura los márgenes de su subsistencia. Tan ineptos como soberbios hemos teñido de gris lo cristalino de las aguas y lo verde de las esperanzas, del hombre y de La Tierra.

“Amigo mío, la Naturaleza ha dado a cada hombre un estilo, como una fisonomía y un carácter. El hombre puede cultivarla, pulirla, mejorarla, pero cambiarla, no” nos relató Melchor de Jovellanos

Hipocresía y narcisismo antropocéntrico que alimentamos sin pensar que mañana habrán de germinar nuevas semillas de los campos que arrasamos, nuevos hombres de la sociedad que esterilizamos sembrando aridez y estío, indiferencia y adormecimiento, hemos olvidado que “Sólo obedeciéndola se doblega a la naturaleza” como nos dijo Francis Bacon.

Creemos que alterando el entorno, el entorno se adapta a nosotros, cambiamos la realidad porque es más cómodo, y la asumimos como real sin advertir que nada hay más real que se erice tu piel con el viento que mueve las palmeras y que sea la lágrima que cae, el mar que huye en las mareas, que huye del sol, porque no lo puede alcanzar.

Victor Hugo dijo que “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha”.

Cómo no odiar el asfalto que nos rodea si por él muchos han hipotecado sus paraísos, si esta vida simple de carne y huesos rotos está limitada por paredes macizas que hemos ido levantando para no acordarnos que un día bajo la pintura hubo fina arena, verdes palmas y brisas melancólicas que no conocían ventanas contra las que chocar.

Blas Infante señaló que “La naturaleza señala a los soldados de la vida el lugar en donde han de luchar por ella”, y cada vez han de luchar más, en las costas que se han convertido en jardines de la hostelería, en los bosques de ceniza, en los caudales sedientos que ya no mueren en el mar …


El planeta Tierra hipotecado será nuestra común herencia mientras el ecologismo español administrativo siga entendiendo de banderas. Hipócritas “Nunca Más”. Chapapote de indigencia moral de quienes miden de manera diferente un desastre natural según el político de turno. De quienes miden de manera diferente los años de prisión de un criminal según la renta electoral de turno. Sin contar con la naturaleza muerta, con las vidas sajadas, con la libertad que agoniza como lo hiciera el último bucardo del pirineo aragonés.

Indignación, al ver a quienes camuflan con verborrea humanitaria desde un atril, la cesión a un mal llamado chantaje, porque no es chantaje, sino un contrato entre dos partes que salen ganando a costa de todos nosotros, del ciudadano y sus derechos. Pronto tendremos la posibilidad de elegir si queremos que este gobierno en huelga de neuronas sea quien nos represente. Leonardo da Vinci advirtió que
“La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender”

Esperemos que para entonces, ya hayamos aprendido la lección.

VICIO


Hoy hablaremos de vicio en este programa, la condición necesaria pero no suficiente para sentirte vivo, de la aurora al ocaso de nuestra paseo por la vida por él pecamos, escondidos tras la transparencia de nuestras excusas. Lo anhelamos porque ser su esclavo por un segundo nos libera, como un beso clandestino en las orillas de lo prohibido, escondidos saboreando lo indecente, lo sucio que nos oprime y a la vez nos alienta.

Friedrich Hebbel dijo que “nuestras virtudes son, a menudo, hijas bastardas de nuestros vicios” comprendiendo que cada paso que damos, precisa de un impulso, inspirar para espirar ideas, a veces dormidas en lo cotidiano. El vicio de exigir y exigirse es la virtud del inconformismo, pero es el castigo de la resignación, así como el placer de la comodidad descansa en el aturdimiento.

Son tiempos de cruzada contra el vicio, inquisidores camuflados con sonrisas nos presentan su lema “nuevos tiempos” nos anuncian los carteles de lo que se nos viene encima, “nuevos retos” dicen otros desde la universidad, pero suena igual, es el efluvio que nos llega como humo de tabaco, porque es cancerígeno, esta manera de “ocio inteligente”, que no es más que imponer a la sociedad, hasta la manera de administrar sus vicios. Este “ocio inteligente” para ellos es fumar en bares pequeños donde el monóxido de carbono parece ser que intoxica menos, o ceder la organización de las fiestas universitarias a hosteleros de tal manera que nuestros hígados no sufren mientras ellos se lucran.

El conde de Chesterfield señaló que “la gente, en general, soporta mucho mejor que se hable de sus vicios y crímenes, que de sus fracasos y debilidades” tal vez por ello, aceptamos resignados que se ataque a nuestras pequeñas perversiones como excesos de inmoralidad que se atrevan a criticarnos nuestra indiferencia supina. Seremos en un futuro la nueva generación de saludables abstencionistas. Abstencionistas de ideas, votos y acciones.

“Dejar de fumar es fácil. Yo ya lo dejé unas cien veces” nos comentó Mark Twain en uno más de sus ataques de genialidad. He de confesar que pasear por la facultad sin humos o entrar en un bar donde no esté permitido fumar ha beneficiado a muchos que ahora elegimos fumar o no, hábito que se nos imponía a los fumadores y también ciudadanos, considerados como pasivos , es decir los que no teníamos la opción de elegir. Y no con ello ataco el vicio, pues como dijo Charles Baudelaire “son ellos los que contienen la prueba de nuestro amor por el infinito” sino que defiendo la libertad de elección de los que repudiamos la nicotina. Pues sin libertad, no habría vicios.

Posiblemente, el hecho de dotar a los no fumadores de espacios en los que se pueda respirar aire no contaminado por el tabaco sea la mejor idea aprobada por un parlamento, más preocupado de inventar identidades para contentar a los más cerriles que de proteger los derechos de los ciudadanos.
Séneca nos relató que “los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian”, esto es inevitable, porque cada vicio nos da algo que no encontramos en la virtud, ser dependiente de una persona o de un hábito, atarse con cadenas de oro nos reconforta si es lo que buscamos y al final conseguimos, pero como no odiar en parte, a nuestros vicios, si cuando no podemos tenerlos cerca nos sentimos desnudos, incluso tristes.

Y, ya sabéis “cuidado con la tristeza. Es un vicio” como nos dijo Gustave Flaubert, así que mientras que podamos, alimentemos nuestros vicios, pero siempre, en su justa medida.


CINE

Hoy hablaremos de cine en este programa, teatro tramposo de salas oscuras donde nos asomamos curiosos a una ventana coloreada con pinceles ora costumbristas, ora fantasiosos. Entremés de la tarde dominical o picardía crepuscular de la fila postrera donde nunca dio la luz desde la reconversión laboral del último acomodador puritano.

El cine, como la última sala de la libertad donde soñar sale barato, donde camuflados en la sombra y el silencio nos acomodamos con la única intención de sentir. De dibujar una sonrisa, de camuflar un suspiro, de precipitar una lágrima. Nos reconocemos en pequeña hermandad unidos por una misma historia que queremos descubrir, pasando juntos las páginas mientras el director nos seduce o nos aburre como un gastado cuentacuentos.

Orson Welles contó que “Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”. Al fin y al cabo, eso es el cine, sentimiento y crítica, y la crítica es sentimiento, y aquello que nos deja indiferente simplemente, no es cine.
Siempre aprecié el cine porque condensa en unos minutos una idea. Apenas unos fotogramas ordenados bastan para conmoverte, te agitan y te corrompen como la tinta de un escritor invertida en apasionantes tramas argumentales.
Así nos dijo el director de cine, Jean Luc Goddarg:
“La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad 24 veces por segundo”.

Cada vez que un ministerio mecanografía alguno de esos temibles anteproyectos o revisiones de las que gustan los ahora inquilinos del poder, debemos echarnos a temblar. Ya han allanado el camino para gravar aún más a las televisiones privadas, obligando a invertir a las cadenas un porcentaje mayor para la subvención del cine patrio. Una tasa proteccionista digna de un cine de pésima calidad que solo puede sobrevivir como emisario público. No diré que Prisa y sus secuaces no se merezcan este ajuste presupuestario, pues como dijo Ramón J Sender “La televisión es una hija del cine que le ha salido disipada y de malas costumbres”.

Lawrence Olivier describió sin querer al hablar sobe cine, la mejor de las cualidades de nuestro gobierno: “¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?”
El cine ha de ser un vehículo más a través del cual la cultura de una nación pueda potenciarse y darse a conocer, un espejo donde el público encuentre calidad y un producto digno de exportarse con el fin de promocionar una parte de nuestra realidad. La cultura no debe medirse en términos de rentabilidad, pero ¿realmente el cine español es cultura?
Fernando Fernán Gómez comentó:
“El cine es un vehículo de expresión, pero no estoy muy seguro de que sea un arte”.

Algunas de las producciones de nuestro país gozan, por lo menos, de una entusiasta búsqueda de caracteres estéticos y culturales de buen gusto, como la desterrada del chiringuito circense de los premios Goya, “Alatriste”, y quien haya visto la película o conozca al escritor de la obra original ya sabrá por qué no encaja entre los subvencionados del Régimen. No es casualidad tampoco que estos sujetos hayan despreciado la siempre inquietante, “GAL” a favor de adular al Salvador del garrote vil, porque hay que repasar la memoria histórica, pero solo hasta el 1975.

El dinero público con el que actores y directores hacen mejoras en sus chalets, podría ser utilizado en subsanar infinidad de problemas que la Administración ha de cubrir, pero habrán pensando desde el gobierno que nunca está de más invertir en propaganda.

Siempre preferí ver el cine español en televisión, el sonido es demasiado alto en el cine, y ahora los decibelios también son perseguidos, y además después de todo, como dijo Samuel Goldwyn: “Una pantalla grande sólo hace el doble de mala a una mala película”.

LIBERTAD

Hoy hablaremos de libertad en este programa, vocablo equívoco, concepto impenetrable por los infinitos pinceles que osaron representarla, verbo vacío y coletilla política. Una abstracción suprema irónicamente esclava de los fonemas que la dibujan, debería erizarnos la piel, pero ya ni endulza los oídos de los comensales porque muchos lucharon con su nombre por bandera, para izar en la victoria más poder y despotismo.

La libertad como el suspiro que no perdura, que inhala el mañana y exhala el pasado, en su intento de dar forma a un presente donde siempre escasea, porque como confesó el poeta Alberti, “la libertad no la tienen, los que no tienen su sed”.

Así veo la libertad, como remedio de los agnósticos que volvemos a abrazar una deidad sin dogmas que no sabríamos explicar pero que se siente cuando la cadena se tensa al intentar salir del círculo ideológico y mediático donde pensar no es molesto. Porque para el director de orquesta que anhela escuchar su métrica sinfonía, cualquier atisbo de improvisación agrieta el poder de su batuta.
Y es que no debemos olvidar, como señaló Eugene Ionesco que:

“La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad; es creación y osadía”.

No consigo entender la libertad, pero la deseo. Bífida y seductora, libre es quien nada desea, y libre es el que puede desear lo que quiera. Cómo unir en el mismo concepto el antagonismo social que representa el conformismo que predicó Rousseau al decir que
“Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar” y aquel asedio al despotismo auto-impuesto que predicaba Goethe: “Sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada día”.

Corren malos tiempos para la libertad cuando hasta publicitar el vino será motivo de persecución por las autoridades que no quieren que nada se escape a su control. No es el alcohol ni el tabaco las drogas que les convienen, las subvenciones deben ir a parar a más cine basura y más canales de televisión que sí son las drogas que convienen al poder porque adormecen al vulgo de una forma aséptica y sistemática
Qué ciertas las palabras de Kart Wilhelm al precisar que:

“La libertad puede conducir a muchas transgresiones, pero incluso a los vicios les presta una forma menos innoble”.


Jamás entenderé a quien defienda un recorte de libertad para preservar aquello mismo que les están quitando, no me encontraré nunca junto a quien predique que el poder debe domesticarnos en pos de una sociedad mejor. Hemos de creer en el hombre y su libertad como individuo, y reconocer como dijo Vicenzo Gioberti que “Los mayores enemigos de la libertad no son aquellos que la oprimen, sino los que la ensucian” y aquellos que la ensucian son todos los que no levantan la voz, la conciencia, ni la mano para votar cuando está en juego lo más elemental del hombre, aquellos que aman sus cadenas, porque son oro y acolchadas con conformismo.

Hoy día cuando creemos que tenemos más libertad que nunca hemos de cuestionarnos si somos amos de nuestra forma de vida, hemos de preguntarnos si realmente elegir el color de un teléfono de móvil, la marca de una camiseta o el canal de televisión, es auténtica libertad.

Es muy tentador censurar una idea, perseguir a un medio que no es afín al poder que impera, coaccionar al que opina de una manera crítica. La mejor medicina para esto la indicó Voltaire al señalar: “No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharía para que pudiera decirlo”.

DOBLEPENSAR

“Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece.[…] Winston Smith,[…] con sus treinta y nueve años y una úlcera de varices por encima del tobillo derecho, subió lentamente, descansando varias veces. En cada descansillo, frente a la puerta del ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos le siguen a uno adondequiera que esté. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las palabras al pie”.

Este fragmento corresponde a la novela 1984 de Gerorge Orwells, posiblemente la distopía más célebre de cuantas han sido escritas.
Para el autor, el futuro se presenta como una sociedad opresiva bajo el control de un gobierno autoritario.

Bajo este gobierno, un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido estribaba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro, y siempre ha sido negro. Así si cambiaba, por ejemplo, el país con el que estaban en guerra, el Estado manipulaba a sus súbditos de tal manera que creyeran que siempre se estuvo en guerra con el país actual.

La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conocía como doblepensar.

Siguiendo el hilo del tema que nos ocupa hoy, la hemeroteca me ofrece decenas de citas célebres, cuyos autores lejos de alcanzar la celebridad de los personajes habituales, demuestran un magnífico ejercicio de doblepensamiento, cambiar de idea según las consignas del Partido.

Jesús Málaga, antiguo alcalde de esta ciudad, ante la salida de papeles del Archivo de Salamanca señaló en 1995: “mientras yo sea alcalde no saldrá un solo documento” y no mintió, porque esperaron a que estuviera otro para consumar el expolio, sin embargo no fue coherente cuando advirtió: “si no es con violencia no saldrán los archivos, los defenderemos físicamente si es preciso” o cuando en un momento de lucidez añadió: “del Archivo no saldrá ni una caja, a no ser conmigo dentro”. Sin duda envidiable la capacidad de doblepensar del antiguo edil cuando hace menos de un año aplaudía la salida de documentos.

Nada despreciable es también la facultad de doblepensar del salmantino y actual ministro Jesús Caldera, que hace unos años sentenció: “defiendo y seguiré haciendo ante el Gobierno la unidad del Archivo” o la memorable advertencia: “espero que el gobierno sea capaz de rectificar y que atienda a razones”. Sin embargo, no le temblaría la voz cuando hace unos meses sentenció: “los papeles de Cataluña saldrán pese al alcalde y sus vayas”.

Cuando se trata de mantener el poder del partido, el secretario general del PSOE en Salamanca, Emilio Melero, también resultó ser un gran doblepensador. Suyas son declaraciones del tipo: “estoy harto del expolio de Cataluña al resto de España” o “por razones de justicia, coherencia y razón nos oponemos a la disolución del Archivo”, razones que olvidó cuando así lo dictó el Partido para decir: “son reclamaciones legítimas, la decisión se ha tomado de acuerdo al Estado de derecho y a criterios científicos”

No se nos puede escapar como Carmen Calvo, quien tiene la dudosa responsabilidad de defender la cultura en España, advirtió: “los papeles de Salamanca saldrán, a la luz del día, con taquígrafos y con legitimidad absoluta”, días antes de ordenar que salieran los documentos a las 6 de la mañana, con carretillas y rodeados por más de 100 efectivos antidisturbios.

El protagonista de la novela 1984 trataba por todos los medios de mantener el sentido común ante los constantes mensajes y la persecución del Partido, según Orwells “el poder disponía de suficientes medios de comunicación y mecanismos ideológicos para anular todo vestigio de discrepancia”, aquí lo llaman Prisa

POLÍTICA

Hoy hablaremos de política en este programa, ese mal necesario destinado a crear portadas en los informativos, uniforme estrecho de las emisoras que nos presentan dos realidades antitéticas. La deformación del consenso. Las reglas de un juego pérfido cuya meta es llegar al poder.

Ya nos los dijo Louis Dumur:

“La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.

Pero cabe entender una visión más romántica, si se me permite mezclar romanticismo y política, de esta pelea de gallos con traje de Armani, porque hasta los comunistas viajan en BMW. Cánovas del Castillo señaló que:

“La política es el arte de aplicar en cada época aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible”.

Cánovas vivió otra forma de hacer política, entonces el orador parlamentario todavía creía en un ideal, y adornaba con retórica una dialéctica sublime, un auténtico ejercicio de oratoria en que se intentaba convencer, y no aburrir al respetable con dislates de vacuo contenido como nos tienen acostumbrados.

En la antigua Grecia, llamaban idiotas a las personas que no se metían en política, personas aisladas que no se ocupaban de los asuntos públicos obsesionados por las pequeñeces de su casa y sus intereses privados, poco ha cambiado desde entonces, salvo que ahora los idiotas también se ocupan de la política. Pero no por la necedad de nuestros representantes, qué también, sino por la defensa de sus intereses privados por encima de su deber como cargos electos.
Después de todo, “La política es la conducción de los asuntos públicos para el provecho de los particulares”, como indicó Ambrose Bierce

En cierto modo, no siempre estamos en condiciones de criticar de forma legítima, cada vez hay más idiotas, como decían los griegos, que no ejercen su derecho a participar en la política a través de un voto, idiotas que pretenden arreglar sus problemas en la universidad con los brazos cruzados.

Arnold J. Toynbee les recordó que:

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”.

En España, padecemos uno de los peores gobiernos de Occidente, cuyas restricciones a la libertad han alcanzado ya hasta al tinto y la cerveza de las doce. Un casi monopolio mediático, al que acompaña la televisión pública nos bombardeará con los mensajes del Régimen como hiciera el Gran Hermano de Orwells, antes de que existiera Tele5.

Tal vez sea lo que nos merecemos, por idiotas y despreocupados, por darle más importancia al fútbol y la televisión que a la vulneración de las libertades, pan y circo que decían en Roma.

Esto sucede porque “En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno” como dijo Honrad Adenauer.

Las elecciones se acercan, y de nuevo nos toca elegir entre los que no tienen simpatía y los que no tienen ideas, es el siglo del marketing, ya no hay forma de romanticismo que los americanos no hayan llevado a Hollywood. Aunque ya no podamos ver toros en Barcelona, echar un cigarrito en la cafetería, tomar una cerveza al aire libre o tener una memoria histórica individual, de momento podemos votar, así que no seamos idiotas y acudamos a las urnas, porque como advirtió Charles Bukowski

“La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las ordenes”.

TRADICIÓN

Hoy hablaremos de tradición es este programa, arma de doble filo, gruesa y embotada cuando perece en el conformismo y en el argumento falaz, o suave y vivaz cuando por ella se desliza la cultura y el arte de los pueblos.

España ha encontrado en el sol y sus playas la careta más rentable con la que presentarse en el extranjero, el turismo como el motor de crecimiento de una nación milenaria que parece que empieza a encontrarse. España próspera de billetes negros como el cemento que rasca el cielo.

William James ya señalaba que:

“El hábito es el enorme volante de inercia que mueve a la sociedad, su más valioso agente de conservación”.

Tal vez sea este entrecomillado desarrollo el apague las tradiciones, el que a golpe de decretos homologue costumbres o cuadricule los modos de vida. De la España infinita, mezcolanza de culturas, cuna de letras y pinceles, de arquitectos y soldados, esa España madre que sembró los continentes de sus tradiciones, a la España de impostores y ladrillos, de trashumantes teledirigidos, de la cultura de la Coca Cola y el McDonals.

Será que nos sucede como nos dijo Unamuno:

“Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre”.

Dormidos en la comodidad que nos brinda un sistema cuyo engranaje se engrasa con el conformismo de sus piezas, vamos perdiendo la riqueza que nos une a favor de los que pretenden pensamientos únicos para estados plurales.

Como siempre incapaces de valorar lo que tenemos, hasta que no lo vemos partir. Ya nos dijo jean de Monet que:

“El hombre nunca mira al cielo porque siempre lo tiene a la vista”.

Gracias a nuestra tradición gozamos de un Estado de derecho que respeta los Derechos Humanos y las libertades. No olvidemos como señaló André Malraux que:
“La tradición no se hereda se conquista”.

Y hemos de conquistarla cada día sacudiéndonos de la intoxicación de los medios, de los rebuznos de los radicales y por una vez, dejar de lado el sesteo social y no dar cabida mediante ningún proceso ni alianza de incivilizados a quienes no respetan la vida humana.

No caigamos en el hábito de no llamar a las cosas por su nombre. Cuando con bombas intentan minar las leyes fundamentales de una nación, no basta con palabras ambiguas, son necesarios hechos concretos, ESO hemos de exigir porque:

“Las cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para que las sintamos, hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas”.

como advirtió el escritor inglés Samuel Jonson:

Qué tradición más popular que Los toros, el típico costumbrismo estival con matices contradictorios, la nobleza o la tortura, tópico souvenir que preside nuestras castigadas carreteras.

No podría juzgarlos sin decir que es bello, no podría entenderlos sin decir que un animal sufre. Al final es lo que somos, sufrir para lucir, en el país donde no importa abrazar a un tirano de uniforme verde y boina roja, si eres tan progresista que te importan más los derechos del animal, que los de las personas que perdieron la libertad.

Son los nuevos inquisidores aquellos que creen, como decía Mark Twain que:

“Nada necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas”.

PAZ

Hoy hablaremos de paz en este programa, afán navideño de tres letras henchidas de rezos, pero vacías de acciones que la persigan. Recurso cómodo del que arenga, vocablo imprescindible del que predica.

“La paz comienza con una sonrisa” nos contó la Madre Teresa de Calcuta.
Lejos de entender maniobras políticas, confrontaciones religiosas o abusos de poderes, tenemos una lección que aprender, en el día a día, en la sonrisa al prójimo, en un gesto afable o en una caricia tenue. Podemos desde nuestra insignificancia contribuir a que los que nos rodean sean un poco más felices sin tener que limitar las buenas acciones a quince días de navidad, simplemente con colaborar para una mejor convivencia, ya que como dijo Benjamín Franklin “O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos”.


Desparramamos buenas intenciones en estas fechas, loables propósitos fonéticos que el viento arrastra hasta algún rincón donde amontonamos las ideas que hemos ido perdiendo. La Navidad, de la paz humilde en un pesebre a la opulencia de los que patentaron la proclamación de ese mensaje. Paradójica palabra.



Goethe señaló que:
“El hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar”. Hoy la buscamos en un anuncio de televisión que nos invite a consumir para conmemorar la Navidad.
Pero por suerte, pese a haber desvirtuado hasta el límite cualquier significado de las fiestas que en teoría celebramos, a veces encontramos la paz en el hogar, merece la pena cualquier excusa para sentarse a compartir con la familia un sorbo de prosperidad.

Cambiaremos de año, pero los días tendrán el mismo sabor para aquellos que no pueden llevarse a la boca un poco de paz. No ha existido etapa en los últimos años con tantos militares españoles en el extranjero mientras aquellos que los mandan invierten en políticas de marketing para parecer adalides de la paz.
Como nos dijo Antonio Mingote:
“Todos quieren la paz, y para asegurarla, fabrican más armas que nunca”.
Tal vez, olvidaron el villancico del No a la guerra, y se quedaron solo con la pandereta.

Estoy de acuerdo con Walt Whitman, “A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz”. Él por suerte no padeció el nuestro, cuyo interés lejos de dejarnos en paz, es hasta darnos lecciones de su significado. Nos hablan de procesos de pacificación, donde no nunca hubo guerra sino opresión, y nos invitan a canjear libertad por pólvora.
Han querido olvidar, por desgracia, que:
“La paz obtenida en la punta de la espada, no es más que una tregua” como nos dijo Joseph Proudhon.


Dejaré escrito, en mi cuaderno de bitácora, como un tópico que habrán de disculparme, el mejor deseo de paz y libertad para cada una de las personas que nos escuchan.
Robaré por un momento las palabras de André Maurois que invitaban a cada hombre a encontrar la paz de sus ideas y la satisfacción de la libertad como la mejor receta para la felicidad…

"¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu".

RELIGIÓN

Hoy hablaremos de religión en este programa. La religión ese conglomerado paradójico entre dogmas y fe, entre aquello que debes creer y aquello que en lo que crees, un abismo contradictorio en el que se encuentran lo prohibido y aquello que nos eriza la piel. Un libro imprescindible en el que la prosa quiere ser poesía.

Así sintió la religión Niever Wilder como “meras vestiduras, muy mal cortadas, de la fe”.

Siempre he sido escéptico, cuando vas creciendo cada vez crees menos en las palabras y más en la miradas. He visto a personas con la mirada cristalina esbozando a un dios con sus hechos, personas que creían todo, que hicieron de un libro su vida, y he visto también personas que no creyeron nada, que solo vieron prosa donde otros vieron poesía.

Al mirarles a los ojos es cuando me planteo, como hizo Nietzsche si “¿Es el hombre sólo un fallo de Dios, o Dios sólo un fallo del hombre?”.

Los dos tienen la misma fe, una ciega seguridad en que su creencia es la acertada, uno cree en Dios por encima de todas las cosas, otro cree en todas las cosas por encima de Dios. Pero es una cuestión compleja, intento buscar la equidistancia entre las partes y no la encuentro, tal vez porque ambos están en el mismo punto. Ambos están seguros de algo que no pueden demostrar. Ambos tienen fe.

A Jean de la Bruyere le hubiera servido esta evidencia. Él mismo se planteó…
“La imposibilidad en que me encuentro de probar que Dios no existe, me prueba su existencia”.

Tal vez, las posturas del creyente fervoroso y del ateo confeso sean las más sencillas, ambas dogmáticas, ya que cada una de sus creencias tiene unos mandamientos definidos. Porque al final lo que verdaderamente remueve las entrañas del hombre es la duda.

Al estudiar ambas partes, intento identificarme con esta máxima de Mario Benedetti que dice así:
Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda”

Es cierto que dudar es el camino más difícil, tal vez porque es una senda que no está asfaltada y no tiene señalización. Nadie caminará contigo, porque nadie duda de la misma manera. La duda es libre, el dogma no.

A muchos se les escapó la advertencia de Gilbert Keith
“La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza”
Con esto no quiero decir que las religiones sean negativas para el hombre, sin duda, “El Cristianismo podría ser bueno, si alguien intentara practicarlo”, como indicó el escritor Bernard Shaw.

En nuestra ignorancia criticamos, porque hoy está de moda a todos los que tienen inquietudes religiosas, incluso podría decir que a todos los que tienen inquietudes. Hemos abrazado una nueva fe, es el dogma de este siglo: la indiferencia.

Creerse más, por no creer en nada, por no preocuparse por nada más que por mirarnos al ombligo, la misa se ha cambiado por la resaca dominical, y las procesiones ahora son por los bares donde los hosteleros nos arengan desde el púlpito mientras llenamos el cepillo para el mantenimiento de nuestro culto.
Esto demuestra lo que dijo Voltaire:

“Si Dios no existiera sería necesario inventarlo”

Antes nos santiguábamos, ahora sacamos la tarjeta de crédito.
Recuerdo las colas en la Iglesia que hacíamos los niños para comulgar, y me parece que nada ha cambiado mientras espero mi turno en los grandes almacenes, seguimos esperando una bendición, seguimos teniendo el cerebro vacío.


Van Gogh dijo:
“Cuando siento una necesidad de religión, salgo de noche para pintar las estrellas”
A mi me basta con escribir unas letras y saber que alguien me escucha, que una persona se ha sentido identificada, que alguien, por un momento se ha parado a pensar.

Creo en ti, no necesito nada más.

TELEVISIÓN 4 dic

Hoy hablaremos de televisión en este programa. La televisión, logro de la ciencia y el estudio, explosión de colores en una pantalla que muchos han cambiado por el arcoiris.

La televisión como la definió David Frost, como “ese invento que permite que seas entretenido en tu salón por gente que nunca tendrías en casa”.

Al final en eso han quedado incansables horas de investigación, en un cubo en el que se apoyan retratos, un recipiente similar a los contenedores de basura que aparcan al final de la calle. Mezcolanza de canales de colores al servicio del consumidor, para que cada uno pueda elegir el material que prefiere reciclar.
Éxito del progreso, clave de nuestra civilización, el más cómodo animal de compañía, al fin y al cabo para muchos un referente didáctico, ya lo dijo Groucho Marx, “Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro”

Es curioso, como este inofensivo cubo al que miramos más a los ojos que a la gente que queremos, se ha convertido en esencial en nuestras vidas. Debe ser que después de todo, no está tan mal, la televisión asume encantada ser la responsable de la pésima educación de los niños. Nos muestra tal como somos, y es como señaló Federico Fellini:
“La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”

Esto es muy importante porque, en realidad no es más que un espejo, no fabrica violencia, no emite abusos, no divulga la ignorancia de charlatanes y alcahuetes. Son los dueños, los directores de los programas los que eligen el menú el día. Y, por desgracia suele ser comida basura.

Ya nos lo indicó Jaime Armiñán “la televisión no es culpable de nada. Es un espejo en el que nos miramos todos, y al mirarnos nos reflejamos”
Realmente es una lástima, ver grandes medios transformados en poco más que vertederos públicos, ver diarios que se dicen independientes convertirse en boletines oficiales del poder, observar como desde la política se reparten medios, se presiona a emisoras, sólo porque no les conviene lo que escuchan.


Por desgracia, los medios se han convertido como indicó Honoré de Balzac en “una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere”

De comités audiovisuales, de licencias amañadas, de sentencias que no se cumplen, de periodistas coaccionados. De todo eso, casi nadie habla. En algunos medios que se dicen privados los cargos son públicos, y han olvidado, si es que algún día las leyeron, las palabras que escribió Joseph Pulitzer:

“La misión del periodista de investigación, no es otra que la de trazar con sus palabras una rendija en la vida de los dirigentes y desde allí, junto al lector, ponerse a husmear y controlar; despojar a los líderes de su poder, aunque más no sea fugazmente, y de tal modo humanizarlo. Ayudarlos, en fin, a recobrar su mortalidad, que también es la nuestra”.

El fin de los medios, su objetivo ideal, es necesario, “la prensa es la artillería de la libertad” citó Hans Dietrich.
Lo realmente necio, es tener la oportunidad de ser escuchado, la suerte de poder decir algo y no aprovecharlo para tocar el corazón de las personas, para intentar crear una sociedad mejor.

Y desde aquí, debemos intentar hacerlo, después de todo tenemos suerte, Umberto Eco dijo que “Hoy no salir en la televisión es un signo de elegancia” .

HISTORIA

Hoy hablaremos de historia en este programa. Creamos historias de papel de reinos lejanos de érase una vez, historias tristes de dramas humanos, historias que nos creemos porque lo necesitamos como el respirar, historias de amor que empiezan con la rendición de un beso en un diciembre helado…

Pero después de todo, tan sólo experimentamos una historia y es la nuestra, y aún así muchos, apenas la han rozado con la yema de los dedos.
Porque “La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos” como señaló el filósofo Adrien Helvétius. Y nadie puede sentir en una piel que no es suya.
En un cuarto olvidado reposa sobre una estantería abandona hace años un libro antiguo. Mis dedos limpian el polvo que acumuló durante lustros y repaso las páginas amarillentas y ajadas para envolverme en sus letras perennes.

Recuerdo entonces las palabras de Jardiel Poncela “Historia es, desde luego exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es lo que sucedió”.

Es un antiguo libro de Historia que hace tiempo que nadie hojea. Se escribió en tiempos de dictadura. Entonces, el hombre no era libre. Sus letras fueron esclavas y por tanto, ahí sigue ese libro, permanece inmutable sobre la madera añeja. Nadie lo valora ya, porque contiene historias, pero ignoramos si fueron sucesos.

Amar a una nación, a un pedazo de terruño regado demasiadas veces con sangre, amar la Historia es amar tu cultura, de Viriato a Pelayo, el Cid campeador, el imperio donde no se ponía el sol, las letras de Cervantes, Lope de Vega o Quevedo, el pincel de Goya, Velazquez o Zurbarán. Fray Luis de León, Antonio Machado, Galdós o Manrique, piezas del pasado de nuestro paraíso soleado.
Si fuimos grandes es debido a que ellos fueron grandes porque como dijo Tagore: “No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor“.

A veces olvidamos que por encima de todo somos hombres, que la libertad de cada individuo debería estar por encima de cualquier bandera, de cualquier equidad, o de cualquier organismo burocrático. Ya que por encima de las reinvenciones históricas que pretenden separarnos está nuestra soberanía. Porque como dijo Albert Camus:
“A pesar de las ilusiones racionalistas y marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad“

Debe pues rebelarse la cultura ante la política, no creer en todo aquello que presida un sello oficial, porque al final sus leyes son como ese viejo libro olvidado y lleno de polvo que no tiene valor. Dudo al leer a sus páginas, como dudo de los que las pretenden escribir ahora, porque como citó Oscar Wilde:
“La rebeldía a los ojos de todo aquel que haya leído algo de historia, es la virtud original del hombre“.

Mientras derrocan pedestales de extintos dictadores, ensalzan con ribetes a los que lucharon por imponer regímenes también totalitarios y estrechan la mano de los que someten a sus pueblos con dictadores militares.
Aristóteles advirtió en una ocasión que “la historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder”.

No necesitamos políticos ni sindicatos partidistas que pretendan crear una memoria colectiva, sino representantes que resuelvan los problemas que padecemos cada día. Necesitamos poesía.
Al final, como dijo Matin Luther King:
“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos“.

A aquellos que presencian con orgullo estas absurdas revisiones les convendría haber leído las palabras de Camilo José Cela: “No se puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados en la pared”.

EDUCACIÓN

Hoy hablaremos de educación, en este programa. Educación cómo es o cómo debiera ser. Educación como el alfarero absorto dando forma a la arcilla moldeable en su torno, o educación como retahíla tediosa, impertérrita y estática a la que nos tienen acostumbrados.
No he encontrado todavía términos medios. Me resulta curioso como puedo separar a todos los que han intentado enseñarme entre aquellos que no supieron ser más que un conglomerado de minutos de hastío frente a un proyector o simplemente libros parlantes que justifican horas. De ellos no aprendí nada, tal vez por lo que señalaba Horace Man:
"El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío".

Pero también tuve la suerte de conocer a aquellos otros que despertaron mi atención, que me envolvieron de dudas entregando lo mejor de sí mismos, y de los que siempre guardaré sus cicatrices. Aquellos que como advirtió Ortega y Gasset,
"Siempre que enseñaban, enseñaban a la vez a dudar de lo que enseñaban".

Mark Twain dijo en una ocasión:
"Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación"
Tal vez debió estudiar en España. La clase política como siempre más preocupada por el tapizado de su cómodo sillón y aprovechándose del oportunismo, no ha solucionado los problemas educativos en nuestro país. De Logse a LOCE, de Loce a LOE, que es lo mismo siempre, pero con distintas siglas, solo que la portada del proyecto a veces es roja y a veces azul.
Los de siempre, nos han hecho aprender que "nación" es un término discutido y discutible, pero se han olvidado de los que indicó Inmanuel Kant:
"Tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él".

Probablemente conzcan la cita del escritor Herbert Spencer que dijo que "El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para se gobernados por los demás".
Por suerte una buena educación no conoce límites legales, no cede a presiones de uno u otro color, porque fluye sin filtros. Y es que como señaló Howard Hendricks:
"La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón".
He tenido la suerte de conocer grandes educadores, algunos sé que me están escuchando, ellos "con los años, me enseñaron muchas cosas que los días jamás llegan a conocer" como narraba Ralph Emerson.
A ellos siempre les estaré agredecido, pues soy en parte algo que ellos me dieron, supieron que
"la educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser" como dijo el poeta Hesiodo.
Tal vez nos convenga repasar a todos, porque en la vida todos alguna vez somos ejemplo para alguien, las palabras de Benjamin Franklin:
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo".

Debemos involucrarnos si queremos aprender, si no queremos que se cometan abusos, si no queremos que desde el poder se eduque a la ciudadanía.
Quisiera despedirme con esta reflexión del escritor británico John Ruskin:
"Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía"
No tardemos en empezar.

VIDA

Hoy hablaremos de la vida en este programa, impávida travesía repleta de seres y estares embotellados en una realidad fascinante. Realidad en la cual no representamos más que los trazos aleatorios que dibuja un pétalo envuelto en la ventisca. Fascinante porque solo somos eso, fascinante porque eso es lo más grande que podemos ser.
Al final nuestros anhelos no son más que cada uno de los granos de arena del reloj que mide nuestra existencia, y es que como señaló el ensayista Kalil Gibran: "Es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os consideráis donantes, no sois más que testigos".
He recogido en las páginas de este cuaderno de bitácora, pequeños fragmentos de grandes hombres, citas y reseñas, pétalos que el papiro preservó de la erosión del tiempo. Hombres a los que su palabra hizo inmortales.
Hermann Hesse dijo que "La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero".
Sendero, sin camino de vuelta que hemos de aprovechar al máximo, exprimiendo cada instante que nos han regalado. Pues nuestra vida como advirtió Séneca "es como una comedia; no se atiende a si es larga, sino a si la han representado bien. Concluye donde quieras, con tal de que pongas buen final".

Cuando toda la propaganda mediática nos inste a acomodarnos en el sofá durante de horas, a seguir las reglas predeterminadas, a pasar por cada etapa de la vida sin dejar huella.
Pensemos en la cita de Robert Louis Stevenson que nos dijo que:
"Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos".
Mientras nos empeñemos en pasar desapercibidos, matando neuronas bebiendo litros de televisión o en muchas ocasiones relegando nuestra juventud a sacar una carrera, habremos conseguido que nuestra voz no se escuche, que otros criterios se impongan, no porque no tengamos medios, sino porque no queremos usarlos.
Hemos olvidado, como citó Jaques Rouseau que:
"El hombre que más ha vivido no es aquel que más años ha cumplido, sino aquel que más ha experimentado la vida"
Y es que al final, como dijo Oscar Wilde, "Vivir es lo más raro de este mundo, pues la mayor parte de los hombres no hacemos otra cosa que existir"

Acomodados, empeñados en dejar la responsabilidad a otros. El hombre se ha perdido entre la masa abanderando el ideal del conformismo. Ya no nos debería importar lo que somos, sino lo que queremos que otros sean mañana. Pues como señaló Einstein:
"La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

La vida, nada tenemos más valioso, porque nada tenemos si la perdemos. La vida como ese ciclo infinito en el que recibimos y damos, en el que aprendemos y enseñamos.
"Alégrate de la vida porque ella te da la oportunidad de amar, de trabajar, de jugar y de mirar a las estrellas" dijo Henry Van Dyke.

Rebuscando en mis cuadernos llegó a mis manos un fragmento de una poesia de Omar Kayan, en ella decía: "Entre la fe y la incredulidad, un soplo. Entre la certeza y la duda, un soplo. Alégrate en este soplo presente donde vives, pues la vida misma está en el soplo que pasa."

Tal vez empiece a sentirme como el hombre que narraba Hemmingway, "ese hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, y empieza a vivir más sencillamente por fuera".
Porque cuando nuestros cuerpos se rozan y matamos el silencio con un beso, cuando hay un niño de grandes ojos azules que no te deja de observar y solo puedes sonreírle, cuando vuelve un amigo que extrañas, cuando regresas a casa y te están esperando, cuando sientes el cosquilleo en el estómago antes de dar todo ante los demás…
A veces pienso que todo funciona, a veces que nada, pero como dijo Albert Einstein
"¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?".

TECNOLOGÍA

Hoy hablaremos de tecnología en este programa, por definición saberes y destrezas que nos han regalado una amalgama de utensilios, cachivaches y enseres destinados, en teoría, a hacer nuestra vida mejor.

Hay un niño en una habitación, escribe su diario en una pantalla de ordenador y cuenta su partido de fútbol, su primer beso, su primer cigarro a medias. Al otro lado de la pantalla, cruzando el Atlántico lo recibe otro joven de distinta latitud de un hemisferio diferente.
Sin embargo, a unos metros separados por un tabique de papel sus padres permanecen ajenos, no saben nada él ni tampoco lo han intentado. Tan solo unos metros les separan para tocarse, pero miles de kilómetros para entenderse.

Albert Einstein se preguntó en una ocasión: "¿Por qué esta magnífica tecnología, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla".
Al final sentenciaremos, como hacemos siempre cada una de las cosas que hemos creado sin pararnos a pensar que somos los propios responsables de su uso.
Buscando entre las páginas de este cuaderno de bitácora me sorprendió la siguiente cita del científico holandés Edger Distra:
"El esfuerzo de utilizar las maquinas para emular el pensamiento humano siempre me ha parecido bastante estúpido. Preferiría usarlas para emular algo mejor"
¿puede ser la máquina responsable de su existencia y lavarnos las manos ante un problema del que hemos sido sus propios creadores?

Para sus padres es más fácil cargar responsabilidades sobre el objeto inanimado, ensordecidos por el ruido que hacen las teclas cuando su hijo grita. Hace meses que no se miran a los ojos, ojos que ya solo se reflejan en una pantalla de plasma, y es que como dijo Julio César Chinchilla "parece que hoy en día lo único que avanza es la tecnología"
Tal vez hayamos confundido lo importante con lo cómodo, maravillados por ser capaces de enviar toneladas de información en un segundo a nuestras antípodas, nos cuesta cada vez más sentir o entender a la persona que comparte nuestra vida.
Es cierto, como dijo Andy Rooney: "Los ordenadores facilitan hacer un montón de cosas, la mayoría de las cuales no necesitan ser hechas".

Por desgracia hemos renunciado a la comunicación intensiva a favor de la extensiva, dejando en manos de inertes aparatos lo que antes desarrollaba la mente humana. Puede que esto sea lo más grato para todos, al fin y al cabo una máquina no puede sentir, no puede quejarse, no puede cuestionar. El genial Pablo Picasso ya lo advirtió cuando dijo que "Los ordenadores son inútiles. Sólo pueden darte respuestas"

Para mal o para bien, todavía hay un sitio donde no han llegado las nuevas tecnologías, no hay más que observar la asignación de créditos prácticos de todas nuestras asignaturas. No es que a mi me importe, después de todo siempre preferí escribir cartas a procesar textos, aunque como dijo John Osborne va en contra de nuestro desarrollo puesto que
"El ordenador es la evolución lógica del hombre: inteligencia sin moral"
Posiblemente, como alguien dijo en una ocasión, "mañana nos daremos cuenta de que hoy no sabíamos nada", mientras tanto deberíamos prestar más atención a ese niño que como toda nuestra sociedad es producto de lo que hemos entregado, porque mañana, es probable que la única solución que nos quede sea reiniciar el equipo.

INMIGRACIÓN

Hoy hablaremos de inmigración en este programa, trasiego permanente de hombres pobres y de pobres hombres buscando una suerte que les fue negada. Desventurados peones sobre una tabla de madera quebrada, empeñando en muchas ocasiones hasta el ultimo suspiro de su vida.
Trágicas páginas de un cuaderno de bitácora escrito tantas veces por traficantes de seres humanos. Repulsivos comerciantes que transforman el verde de la esperanza, en el verde del dólar. Repulsivos gobiernos que los amparan.

Hombres pobres y pobres hombres que como dijo Miguel de Unamuno "viajan no para buscar el destino sino para huir de donde se parte".
Al final todos huimos, como lo hacen ellos, cuando el entorno nos oprime. A veces necesitamos volar porque anhelamos una situación que la vida no nos ha regalado. Que más da, perseguir un sueño al fin y al cabo para nosotros, huir de la pobreza, para ellos.
Pero como señaló Séneca, ¿quién es más pobre? "el que tiene poco o el que mucho desea"
o como indicó Platón "La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos".

Partes de un puzzle africano al que cada vez le faltan más piezas, es la lucha de quien vive en la miseria, contra el que es miserable. Mafiosos y gobernantes que en su riqueza de bienes viven en la indigencia moral:
"Si la pobreza es la madre de los crímenes, la falta de espíritu es su padre" como citó Jean de la Bruyere.
Hombres carentes de espíritu, tan pobres que solo tienen dinero. Hemos dejado de valorar lo que tenemos, para vender nuestros valores al conformismo. Sentados frente a un televisor, cruzados de brazos nos hemos empobrecido más que ellos. Saciados de indiferencia.
"Nuestra fuerza esta en nuestro ideal con nuestra pobreza, no en la riqueza sin ideales" como señaló Ángel Ganivet.

Y de esta manera somos más pobres que ellos, porque ellos por lo menos tienen sueños,
ya nos advirtió Benjamin Franklin que
"La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla".

Hoy contemplamos el drama de la inmigración en primera línea de playa. De Pateras a vallas de alambre, de fronteras sin vigilancia a cayucos hacinados de sueños. Irresponsabilidad de quien gobierna ajeno a sus vecinos de Europa y reclama ayuda al verse desbordado. Política de sonrisa y de puertas abiertas. Un problema demasiado grande para un gobierno tan pequeño.

"La inmigración es una huida de la persecución. Salir de la pobreza, escapar de la explotación, buscar la libertad o, simplemente, huir de la persecución del hambre. Si de todas formas voy a morir, que la muerte no me encuentre sentado" nos señaló el poeta saharaui Ebnú.

Te dejé una nota en la almohada, me he marchado sin avisar. En la maleta se confunden sentimientos, huyo porque aquí no puedo respirar, pero es que tú eres mi oxigeno. Partiré en unas horas, el destino es incierto, pero no lo temeré si navegas a mi lado.
Alguien dijo en una ocasión que
"Un hombre viaja por el mundo en busca de lo que necesita y vuelve a casa para encontrarlo". Debió sentirse como me siento hoy antes de huir.
Como dijo Horacio, marcho "Pobre, sí, pero endeudado solo conmigo mismo".

VIOLENCIA

Hoy hablaremos de violencia en este programa, desgraciada violencia, maldito costumbrismo de manchas de color púrpura. Han ocupado ya demasiadas hojas en blanco las manos salpicadas de sangre.
Quisiera arrancar las páginas de este cuaderno de bitácora que hablan de ella, por un momento crear un mundo de palabras de amor y perseguir esta realidad sobre una nube, porque al final es una nube, porque tiene la densidad de una fantasía.
Dijo Mahatma Gandhi que "La tarea que enfrentan los devotos de la no violencia es muy difícil, pero ninguna dificultad puede abatir a los hombres que tienen fe en su misión"
No podremos llegar nunca a acabar con la violencia si no aportamos cada uno de nosotros, en el día a día, la tolerancia y el respeto que exigimos para nuestras ideas. Y poder hacer de la palabra ese lazo que nos lleve de una mente cerrada a unas manos abiertas. Señaló Antonio Forges que:
"La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias".
Que no nos pueda el odio, porque "el odio es la demencia del corazón" como nos advirtió Lord Byron.
Despreciemos al violento con justicia, no con odio, porque si odiamos, el violento habrá vencido, y es que como nos dijo Martin Luter King:
"A través de la violencia puedes matar al que odias, pero no puedes matar el odio."
En otra ocasión este líder religioso nos explicó que: "El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgo una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro".

No puedo entender a quien dialoga, cara a cara, capucha a capucha con una pistola apuntando a tu ideas. Si queremos crear una sociedad sin violencia, los violentos deben estar en las cárceles no en los ayuntamientos, en las diputaciones, NO en ningún parlamento, de esta manera …
"los medios violentos nos darán una libertad violenta" como señaló Gandhi.

Desprecio al violento, no solo por los huesos que ha roto, no solo por los cuerpos inertes que hemos llorado, no solo por las cenizas que dejó su fuego, le desprecio por las almas que ha desgarrado, por las ideas que sepultó su arma, por las familias que ha enterrado en vida.
No podemos consentir la violencia, todos somos responsables, Ortega y Gasset apuntó que
"El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar."

Koffi anan nos dijo que: "La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz."
Otro cadáver de una mujer en la portada del diario, varias denuncias amontonadas en algún juzgado, una sentencia que no ha sido aplicada, una lágrima que empieza a teñirse de rojo, unas amigas ciegas, una promesa cubierta de cicatrices, un niño que se ha hecho hombre,
Cobarde, "Nunca se entra, por la violencia, dentro de un corazón" dijo Molière.
Cobarde "Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia" señaló Herman Hesse.

Cobardes, os llamo yo, como podéis odiarlas, si solo por ver sus ojos una vez más, moriría yo.




CIENCIA 16 oct

Hoy hablaremos de ciencia en este programa, pero no, no seré yo el que lo haga. No podría explicaros las implicaciones biológicas de la radiación ultravioleta, pero he visto atardeceres sin usar los ojos, simplemente por la magia que encierran las palabras.

Tal vez por eso, guardo un gran cuaderno de bitácora en algún lugar de mi memoria para recoger las frases y los testimonios de personajes celebres que resumieron en pocas palabras una gran idea, un gran sentimiento.
En una ocasión, Isaac Asimov regaló a la posteridad una de las citas célebres más populares sobre la ciencia: "La frase mas excitante que se puede oir en ciencia, la que anuncia nuevos descubrimientos, no es "Eureka!" (Lo encontré!) sino "Es extraño ..."


Hay tantas cosas hoy que son extrañas. Tantas cosas que funcionan mal y que nunca cambian, simplemente porque nadie ha dudado de ellas y ha pensando "Es extraño…"
Tantas veces nos dedicamos a gritar Eurekas sin plantearnos el porqué de los problemas. Voltaire dijo que: "La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda"
La mayoría de las veces habrá que equivocarse, pero sino de que manera podremos llegar a aprender, Julio Verne señaló que: "La ciencia se compone de errores, que a su vez, son los pasos hacia la verdad".


Aprendamos despacio a dudar ya que "La ciencia avanza a pasos, no a saltos" como citó el historiador Thomas Macaulay.
Cada cuestión que nos planteamos en la sociedad que nos rodea, precisa de un pensamiento crítico. Si algo no nos gusta, podemos cambiarlo. Pero no podemos esperar que solucionen los problemas por nosotros, o abordarlos con los brazos cerrados.
Tomemos nota de Albert Einstein quien destacó que "No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos"
o del físico Lawrence Bragg que escribió que "Lo importante en ciencia no es tanto obtener nuevos hechos como descubrir nuevas formas de pensar sobre ellos"

Se aproximan las fiestas de Medicina. Nuestros futuros médicos, científicos habrán preparado ya los actos y celebraciones. Esperamos que como amantes de la ciencia, alguien haya dudado y sentenciado como Asimov : "Es extraño…" y por fin este año no nos hayamos vendido todavía al mejor postor.


Ojala cambiemos de una vez aprendiendo a cuestionar de una manera inteligente
"La ciencia es la estética de la inteligencia" rezó Gastón Bachelard Filósofo francés.



Probablemente nuestra suerte ya estará echada, veremos la trashumancia estudiantil habitual de un rincón a otro, desde todas las facultades, y todos resignados exclamando Eurekas mientras pagamos 7 euros por algo que no vale ni uno. Ya no se conciben fiestas, ya no somos estudiantes. Hemos hecho felices a más de institución, a más de una asociación convirtiendo la palabra fiesta en Negocio, la palabra estudiante en consumidor engañado.
Podría repetir la critica hueca hacia quienes se lucran de forma repulsiva de unas fiestas que son nuestro patrimonio, pero prefiero invitaros a observar y exclamar "Es extraño…"
Entiendo que puedan molestar estas palabras por la verdad que contienen ya nos advirtió Einstein que "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio", pero a todos ellos les invito a leer a Robert Oppenheimer…
"No debe haber barreras para la libertad de preguntar. No hay sitio para el dogma en la ciencia. El cientifico es libre y debe ser libre para hacer cualquier pregunta, para dudar de cualquier aseveracion, para buscar cualquier evidencia, para corregir cualquier error"