DOBLEPENSAR

“Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece.[…] Winston Smith,[…] con sus treinta y nueve años y una úlcera de varices por encima del tobillo derecho, subió lentamente, descansando varias veces. En cada descansillo, frente a la puerta del ascensor, el cartelón del enorme rostro miraba desde el muro. Era uno de esos dibujos realizados de tal manera que los ojos le siguen a uno adondequiera que esté. EL GRAN HERMANO TE VIGILA, decían las palabras al pie”.

Este fragmento corresponde a la novela 1984 de Gerorge Orwells, posiblemente la distopía más célebre de cuantas han sido escritas.
Para el autor, el futuro se presenta como una sociedad opresiva bajo el control de un gobierno autoritario.

Bajo este gobierno, un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido estribaba en adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro, y siempre ha sido negro. Así si cambiaba, por ejemplo, el país con el que estaban en guerra, el Estado manipulaba a sus súbditos de tal manera que creyeran que siempre se estuvo en guerra con el país actual.

La facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido se conocía como doblepensar.

Siguiendo el hilo del tema que nos ocupa hoy, la hemeroteca me ofrece decenas de citas célebres, cuyos autores lejos de alcanzar la celebridad de los personajes habituales, demuestran un magnífico ejercicio de doblepensamiento, cambiar de idea según las consignas del Partido.

Jesús Málaga, antiguo alcalde de esta ciudad, ante la salida de papeles del Archivo de Salamanca señaló en 1995: “mientras yo sea alcalde no saldrá un solo documento” y no mintió, porque esperaron a que estuviera otro para consumar el expolio, sin embargo no fue coherente cuando advirtió: “si no es con violencia no saldrán los archivos, los defenderemos físicamente si es preciso” o cuando en un momento de lucidez añadió: “del Archivo no saldrá ni una caja, a no ser conmigo dentro”. Sin duda envidiable la capacidad de doblepensar del antiguo edil cuando hace menos de un año aplaudía la salida de documentos.

Nada despreciable es también la facultad de doblepensar del salmantino y actual ministro Jesús Caldera, que hace unos años sentenció: “defiendo y seguiré haciendo ante el Gobierno la unidad del Archivo” o la memorable advertencia: “espero que el gobierno sea capaz de rectificar y que atienda a razones”. Sin embargo, no le temblaría la voz cuando hace unos meses sentenció: “los papeles de Cataluña saldrán pese al alcalde y sus vayas”.

Cuando se trata de mantener el poder del partido, el secretario general del PSOE en Salamanca, Emilio Melero, también resultó ser un gran doblepensador. Suyas son declaraciones del tipo: “estoy harto del expolio de Cataluña al resto de España” o “por razones de justicia, coherencia y razón nos oponemos a la disolución del Archivo”, razones que olvidó cuando así lo dictó el Partido para decir: “son reclamaciones legítimas, la decisión se ha tomado de acuerdo al Estado de derecho y a criterios científicos”

No se nos puede escapar como Carmen Calvo, quien tiene la dudosa responsabilidad de defender la cultura en España, advirtió: “los papeles de Salamanca saldrán, a la luz del día, con taquígrafos y con legitimidad absoluta”, días antes de ordenar que salieran los documentos a las 6 de la mañana, con carretillas y rodeados por más de 100 efectivos antidisturbios.

El protagonista de la novela 1984 trataba por todos los medios de mantener el sentido común ante los constantes mensajes y la persecución del Partido, según Orwells “el poder disponía de suficientes medios de comunicación y mecanismos ideológicos para anular todo vestigio de discrepancia”, aquí lo llaman Prisa

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