LIBERTAD

Hoy hablaremos de libertad en este programa, vocablo equívoco, concepto impenetrable por los infinitos pinceles que osaron representarla, verbo vacío y coletilla política. Una abstracción suprema irónicamente esclava de los fonemas que la dibujan, debería erizarnos la piel, pero ya ni endulza los oídos de los comensales porque muchos lucharon con su nombre por bandera, para izar en la victoria más poder y despotismo.

La libertad como el suspiro que no perdura, que inhala el mañana y exhala el pasado, en su intento de dar forma a un presente donde siempre escasea, porque como confesó el poeta Alberti, “la libertad no la tienen, los que no tienen su sed”.

Así veo la libertad, como remedio de los agnósticos que volvemos a abrazar una deidad sin dogmas que no sabríamos explicar pero que se siente cuando la cadena se tensa al intentar salir del círculo ideológico y mediático donde pensar no es molesto. Porque para el director de orquesta que anhela escuchar su métrica sinfonía, cualquier atisbo de improvisación agrieta el poder de su batuta.
Y es que no debemos olvidar, como señaló Eugene Ionesco que:

“La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad; es creación y osadía”.

No consigo entender la libertad, pero la deseo. Bífida y seductora, libre es quien nada desea, y libre es el que puede desear lo que quiera. Cómo unir en el mismo concepto el antagonismo social que representa el conformismo que predicó Rousseau al decir que
“Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar” y aquel asedio al despotismo auto-impuesto que predicaba Goethe: “Sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada día”.

Corren malos tiempos para la libertad cuando hasta publicitar el vino será motivo de persecución por las autoridades que no quieren que nada se escape a su control. No es el alcohol ni el tabaco las drogas que les convienen, las subvenciones deben ir a parar a más cine basura y más canales de televisión que sí son las drogas que convienen al poder porque adormecen al vulgo de una forma aséptica y sistemática
Qué ciertas las palabras de Kart Wilhelm al precisar que:

“La libertad puede conducir a muchas transgresiones, pero incluso a los vicios les presta una forma menos innoble”.


Jamás entenderé a quien defienda un recorte de libertad para preservar aquello mismo que les están quitando, no me encontraré nunca junto a quien predique que el poder debe domesticarnos en pos de una sociedad mejor. Hemos de creer en el hombre y su libertad como individuo, y reconocer como dijo Vicenzo Gioberti que “Los mayores enemigos de la libertad no son aquellos que la oprimen, sino los que la ensucian” y aquellos que la ensucian son todos los que no levantan la voz, la conciencia, ni la mano para votar cuando está en juego lo más elemental del hombre, aquellos que aman sus cadenas, porque son oro y acolchadas con conformismo.

Hoy día cuando creemos que tenemos más libertad que nunca hemos de cuestionarnos si somos amos de nuestra forma de vida, hemos de preguntarnos si realmente elegir el color de un teléfono de móvil, la marca de una camiseta o el canal de televisión, es auténtica libertad.

Es muy tentador censurar una idea, perseguir a un medio que no es afín al poder que impera, coaccionar al que opina de una manera crítica. La mejor medicina para esto la indicó Voltaire al señalar: “No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharía para que pudiera decirlo”.

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