IGUALDAD

Hoy hablaremos de igualdad en este programa, concepto matemático que se dibuja en el panorama social con dos líneas horizontales, una es la que representa el principio revolucionario que los franceses encasillaron entre la libertad y la fraternidad, igualdad de derechos de los ciudadanos ante la ley; la otra, la línea pérfida y nefasta que se convierte en la hoz que siega discrepancias en pos de una igualdad de ideas.

No somos iguales, aunque cada vez nos parecemos más, la nueva forma de imperialismo nos hace homogéneos en gustos y preferencias, nos postra delante de un televisor y da forma a nuestras ideas. Es el precio de la globalización, adquirimos una civilización de derechos a cambio de la pleitesía al régimen de la comodidad.

Nunca fuimos iguales, Abraham Lincoln sentenció que “Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”. De nacimientos hemos escuchado mucho estos días, alumbramientos reales en clínicas de lujo, células que se congelan en bancos privados por lo que cuesta una hipoteca, privilegios que la sangre otorga. Y recuerdo entonces a aquel profesor que en el colegio nos enseñó que el sistema liberal era el mejor porque nos daba la oportunidad de prosperar sin castas, sin estamentos, sin prebendas por herencias de sangre. Sangre que también ha dado los honores a los asesinos que el gobierno sentará en los escaños por consentimiento tácito.

Montesquieu dijo que “La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo”. Opresión que enmudecerá cada cuerpo, cada pensamiento, cada idea de quienes crean en una libertad sin escoltas. Tanto sufrimiento se quedará en nada gracias a la igualdad de trato que el poder otorga al verdugo frente a la victima.

Tal vez mañana seamos iguales, cerebros rapados al servicio de la política populista, la mercadotecnia aplicada a los principios. La memoria de los peces de aquellos que no recordarán que un día soñamos con que las pistolas ocupaban el banquillo de los acusados y no las actas de concejales. Si esto no le importa a quien gobierna, cómo le va a temblar el pulso a la hora de entrometerse por enésima vez en las decisiones que pertenecen a la esfera privada de las personas. Bella Abzug dijo que “La prueba para saber si puedes hacer un trabajo o no, no debería depender de la organización de tus cromosomas”. Porque la equidad siempre es discriminación.

Jean Jacques Rousseau relató que: “La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ni ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. Ojalá, añadiría yo, nadie fuera tan pobre en valores que tuviera por costumbre venderse.
“En todas las tierras el sol sale al amanecer” apuntó George Herbert, sin embargo no todos los hombres podrán verlo.

Y mientras algunos inoportunos dando portadas al Régimen, con los fácil que hubiera sido decir: “¿Y quien te ha dicho a ti que quiero que pienses por mi?”.

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